Crecimiento estancado: desafíos y líneas de acción
septiembre 2021
Fuente: Observatorio Económico/FEN-UAH
Carlos J. García: Después de la pandemia ¿podrá nuestra economía crecer a tasas que en el mediano plazo nos permitan alcanzar los niveles de desarrollo e ingresos que otras economías registran, como Canadá, Nueva Zelanda, Australia, etc?”
En su artículo “Crecimiento estancado: desafíos y líneas de acción”, publicado en la Revista Observatorio Económico, el investigador CiPP y académico UAH, reflexiona sobre esta pregunta y plantea que los desafíos no son menores, puesto que indicadores señalan que el país saldrá debilitado de la actual crisis para enfrentar este objetivo.
Analiza la situación de nuestra economía en varios aspectos que, según diversos expertos, son determinantes del crecimiento económico: el capital físico, el capital humano y la tecnología, junto a las instituciones y reformas estructurales apropiadas, los que serían vitales para explicar por qué los países son exitosos o simplemente fracasan en sus esfuerzos de alcanzar niveles de ingresos altos.
Señala García que si consideramos la inversión en capital físico y humano en Chile, las cifras son desalentadoras.
La inversión, la primera década de este siglo, medido por el crecimiento promedio trimestral –desestacionalizado, respecto del período anterior, descontando la crisis financiera internacional– fue de 2,7%. En cambio, antes de la crisis de COVID, esta tasa era solo de un 1%.
Por el lado del capital humano, colegios,institutos y universidades han trabajado mayoritariamente on-line por la pandemia, reduciendo su impacto educativo. Peor, la irrupción del trabajo robótico en el mediano plazo probablemente deje aún más atrás a nuestra fuerza laboral.
Agrega que a este escenario negativo se debe adicionar otro elemento no menos traumático: la crisis ambiental. Y propone un sin número de preguntas, sin respuestas exactas:
¿Cómo se verán afectadas las ventajas comparativas con este cambio? ¿Podremos seguir exportando bienes agrícolas que son intensivos en el uso de agua y propios de un clima templado no desértico? ¿Cuánto subirán los precios de los alimentos que importamos? ¿Cuánto subirán los costos de producción el reemplazo de combustibles fósiles? Un sin número de preguntas, sin respuestas exactas.
Como último punto en el análisis de los determinantes del crecimiento, se refiere a las instituciones de nuestro país. Es claro en señalar que reformas solo de mercados no son suficientes.
El remedio que hemos buscado, agrega García, es una nueva constitución, sin embargo, todos sabemos que una de las discusiones de fondo va más allá de redactar esta constitución, sino que incluye los ajustes que debemos hacer al sistema económico y, por tanto, las nuevas instituciones que adoptaremos para impulsar el crecimiento en estos tiempos difíciles.
Concluye diciendo que en vez de una discusión estéril entre mercado y Estado, debiéramos redirigir nuestros recursos escasos a inversiones públicas que aseguren, primero un salto único en nuestro capital humano, para que los más jóvenes puedan acceder a educación superior de muy alta calidad, es decir, una revolución educativa orientada hacia las nuevas tecnologías y a buscar soluciones imaginativas para enfrentar el cambio climático y sortear las restricciones que impondrá.
Segundo, inversión en infraestructura para que nuestra economía
siga siendo competitiva en los mercados internacionales (puertos, carreteras, embalses, nuevas energías, etc.).
Ambos elementos son claves para recuperar el crecimiento de principio de siglo, por el contrario, con una población creciendo a un 1% cada año y sin mejoras en la productividad, nos acercaremos peligrosamente a un equilibrio con menos empleos y más inflación por aumento de costos, termina el académico.
Revisa su columna completa en FEN UAH.