Eduardo Saavedra y vuelco en Huachipato: “Una decisión mucho más política que técnica”

abril 2024

En conversación con el CiPP UAH, el director académico del CiPP, decano de la Facultad de Economía y Negocios UAH y experto en Política de Competencia, analizó el “vuelco” en lo que parecía el cierre definitivo de Huachipato ante el acero chino, la resolusión de la Comisión Antidistorsiones tras una primera apelación, el anuncio de reapertura y los eventuales escenarios futuros de la planta industrial talcahuina.

El domingo 20 de abril, la Compañía de Acero del Pacífico (CAP) anunció que no paralizará su planta industrial, tras conocerse la aplicación de una nueva sobretasa a las importaciones chinas, a un mes del anuncio de suspensión indefinida de las operaciones de la siderúrgica Huachipato.

Este anuncio ocurre  luego de que la Comisión Antidistorsiones (legalmente, Comisión Nacional Encargada de Investigar la Existencia de Distorsiones en el Precio de las Mercaderías Importadas) resolviera recomendar al gobierno que las compañías chinas debían recibir una sobretasa de 24,9% para las barras de acero para la fabricación de bolas para la molienda y un 33,4% para las importaciones de bolas de acero para molienda; tal como lo solicitaron los requirentes: CAP Acero y Molycop.

Tras la decisión, conversamos con Eduardo Saavedra, director académico del Centro Interdisciplinar de Políticas Públicas (CiPP), decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado (UAH) y experto en Política de Competencia, quien explicó los detalles y lecturas de esta decisión y posibles escenarios venideros para la siderúrgica Huachipato.

¿Cómo calificarías la resolución de la Comisión Antidistorsiones y posterior decisión de Gobierno?

Lo primero es entender que la institucionalidad reconoce la existencia de este mecanismo de salvaguardia, que es para evitar lo que se llama el dumping, que es cuando empresas externas al país vienen subsidiadas, y hay que entenderlo de manera no permanente, de modo que el subsidio sea para entrar en la economía local. Romper a los rivales de la economía local y posteriormente, una vez que queden solas, subir los precios internamente y recuperar lo ganado. Es lo que en el mundo de la libre competencia se conoce como predación, acá se le conoce como dumping.

¿Por qué lo planteo? Porque efectivamente existe la institucionalidad, donde en primera instancia existe un comité técnico, el que en este caso particular puso una salvaguardia, es decir, un sobreprecio particular de 15.1% (en promedio), el que fue apelado posteriormente, dando paso a una segunda instancia. 

Y finalmente la segunda instancia subió el monto a un nivel en que a la empresa le parece que puede seguir operando. Por ello insisto en que existe la institucionalidad. No es extraño, sino más bien de índole político. Aquí no hay ninguna cosa rara institucional. Las instituciones funcionaron, solo que el ojo de la segunda instancia fue mucho más político que técnico.

¿Se podría señalar que hubo pocos argumentos técnicos y corresponde entonces a una decisión política?

Quedó la duda de si el alza de las salvaguardias fue una medida correcta, basada en nuevos antecedentes técnicos, o si se trató más bien de un vuelco en la decisión de algunos de los miembros de la Comisión (de una votación compuesta por el Fiscal Nacional Económico, dos representantes del Banco Central de Chile y con otros cinco votos de representantes dependientes del gobierno) producto del lobby de múltiples frentes que enfrentó el gobierno.

Mi opinión es que  no hubo argumentos técnicos para esto y que fue una decisión mucho más política que técnica. Dentro de una economía más bien de libre mercado existe este instrumento (fijación de sobretasas), pero que debe ser usado con mucho cuidado, pues finalmente esta medida al acero importado de China significa que todos los chilenos vamos a pagar más caro de lo que estábamos desembolsando previamente por los productos de acero y, ciertamente,  productos que se usan como insumos productivos. 

Todo indica que parte importante de la decisión se levanta por el temor al desempleo masivo, en una región afectada por el cierre de industrias, situación que es aprovechada por la oposición política al gobierno, la que busca réditos cortoplacistas en estos dos años marcados por elecciones.

¿Por qué el acero chino es tan barato?

El precio del acero chino está artificialmente bajo porque China invirtió en siderurgias para hacer frente a su desarrollo económico sostenido de entre 10% y 12% anual, por casi tres décadas, movido tanto por su desarrollo inmobiliario como por la industria automotriz. 

Visto que este desarrollo sostenido ha caído a la mitad en el último quinquenio, China se ha visto enfrentado a una sobreproducción de acero. En consecuencia, los productores de acero de China ven que su mejor opción es vender su producción a otros países. sacrificando incluso los costos de la inversión que les permitieron levantar su industria siderúrgica. Por eso lo venden a precios que cubren sus costos de operación, manteniendo activa su producción de acero, aunque estos precios bajos no alcanzan para cubrir además los costos ya hundidos de su inversión pasada.

Huachipato aseguró no poder competir con esos precios

Eso que es considerado en libre competencia como una luz amarilla, aquí fue considerado como una luz roja. ¿Por qué? Porque Huachipato dijo ‘no puedo competir con esos precios porque no pago, de acuerdo a lo que yo entiendo, la inversión que hice’. También hay un tema de escala. 

Si el subsidio chino es permanente, la decisión de China es de manera permanente tener precios bajos aunque le sobre el acero de aquí a la eternidad, porque China va a crecer al 6 % ahora para adelante y no al 12 %. Entonces la mejor decisión para los consumidores y para Chile hubiera sido ‘compremos el acero en China y cerremos Huachipato y convirtamos esa industria’. 

¿Por qué no se eligió esa vía? 

La decisión no es tan fácil, porque primero no sabemos si esto es permanente o transitorio, y lo segundo es que estamos inmersos en un mundo que no es de libre competencia, sino que el mundo de guerras comerciales entre China y EEUU. Y en la medida en que China exporta, EEUU se ve con sobretasas al acero en EE.UU. Va a vender menos en un país muy grande y significa que le queda más producción por vender en países más pequeños que no reaccionan con sobreprecios, eso significa que llega aún más barato el acero chino a Chile. O sea, parte de lo que está sucediendo no es por culpa de un acero necesariamente subsidiado, sino que es por las consecuencias de las sobretasas que está poniendo EE.UU.

Y la respuesta ahí también, quizás para un país incluso que fuera permanente, para un país pequeño es ‘me beneficio de que me estén regalando el acero porque de manera permanente va a llegar y mato mi industria’ o ‘creo que esto es una guerra que no va a durar para siempre’, en algún momento EE.UU. va a soltar el brazo y va a dejar que entre acero a Chile y en ese momento el precio va a subir y no será  una buena idea para Huachipato.

Entonces, en ese dilema, la decisión técnica indicaría: ‘Aprovéchate el precio bajo, no pongas una tasa muy alta’. Porque también, querámoslo o no, está el argumento Huachipato, que presiona vía los trabajadores, vía la población, para que Chile pague a una industria que a lo mejor es simplemente ineficiente y eso no lo sabemos con certeza.

¿Se hace el ejercicio de evaluar las sobretasas impuestas y repensar si efectivamente los subsidios, en este caso al acero chino, son permanentes y eventualmente modificar la sobretasa?

Creo que nadie hace el ejercicio de ‘puse una sobretasa, la voy a evaluar en determinado tiempo’. Se dice que se va a hacer, pero no se busca la información para hacer una buena evaluación para ver si tenemos después de varios años la certeza de que el acero chino está siendo subsidiado de manera permanente o ya se acabó el subsidio.

Y en ese caso, cuando se acaba el subsidio, hay que soltar la amarra, hay que soltar el sobreprecio, porque puede que también te quedes con sobreprecio muy elevado, te hayas equivocado simplemente y era una empresa ineficiente que estás protegiéndola con tu propia política anti dumping.

Pero lo miro de esta manera, el ejercicio al revés sería mucho más complejo: no poner sobretasas y en tres años más darse cuenta que debe estar en el puesto. En ese momento sacaba Huachipato, se rompió toda la cadena productiva que estaba ligada a la producción de acero en Chile.

Anteriormente comentaste que la reapertura correspondía a una decisión política ¿Podría variar ante un cambio de gobierno? 

Las sobretasas son puestas por un determinado número de años, antes de eso no se pueden revisar. Pero me parece, contrario a la creencia popular de que la derecha es ‘más pro mercado que el gobierno de izquierda’, yo diría que más que pro mercado, la derecha ha mostrado ser más pro empresa.

Y en ese sentido no me imagino un gobierno purista de derecha, liberal. Me parece que están todos ligados a la empresa privada de una u otra manera. Los parlamentarios de derecha fueron muy abiertamente pro Huachipato. No tocaron en ningún momento el hecho que el grupo económico CAP, que está encima de Huachipato tiene ganancias muy grandes en todos estos años, y por lo tanto la matriz podría haber solventado a Huachipato o la industria minera con la cual Huachipato tiene contratos.

Me parece que un cambio de gobierno en Chile no revertiría esta decisión.