Entrevista a Ignacio Cienfuegos sobre su libro «Gestión del riesgo público»
enero 2025
En el marco de la celebración del décimo aniversario de la carrera de Administración Pública, Ignacio Cienfuegos, investigador asociado del Centro Interdisciplinar de Políticas Públicas, presentó su libro “Gestión del riesgo público. Incertidumbre y toma de decisiones en el Estado”. Esta publicación aborda la gestión integral del riesgo en Chile, ofreciendo tanto investigaciones académicas como aplicaciones prácticas para el sector público.
Fuente: Facultad de Ciencias Sociales UAH
El pasado 15 de noviembre, durante la semana de celebración por el décimo aniversario de la carrera de Administración Pública, Ignacio Cienfuegos, investigador asociado del Centro Interdisciplinar de Políticas Públicas (CiPP) y académico del Departamento de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado, presentó su libro “Gestión del riesgo público. Incertidumbre y toma de decisiones en el Estado”. Este libro se centra en la gestión integral del riesgo, condensando y profundizando las investigaciones y reflexiones académicas del autor sobre una disciplina aún emergente en Chile, además de ofrecer aplicaciones prácticas para la gestión de riesgos en el sector público.
En esta conversación realizada con la Facultad de Ciencias Sociales, Ignacio Cienfuegos reflexiona sobre los riesgos a los que está expuesto el país desde el punto de vista público, sobre la importancia de la gestión integral del riesgo en los gobiernos locales y su rol en catástrofes incendiarias que mantienen al país hoy en alerta.
– Ignacio, desde tu perspectiva, ¿cuáles consideras que son los principales riesgos a los que está expuesto nuestro país?
Chile enfrenta una amplia gama de riesgos, entre los que destacan los desastres naturales, exacerbados por los efectos del cambio climático. En el ámbito económico, al ser un país con una economía pequeña y poco diversificada, estamos expuestos a la volatilidad financiera y a las fluctuaciones en los precios de los commodities. A esto se suman riesgos sociales derivados de un persistente malestar ciudadano y un sistema político que resiste una verdadera transformación. Además, los riesgos asociados al mal uso de los recursos públicos, la corrupción y las malas prácticas a nivel empresarial. En conjunto, son riesgos que están impactando severamente en la reputación de nuestra alicaída clase política y empresarial.
– ¿Qué estrategias consideras prioritarias para que las instituciones públicas puedan anticipar y mitigar estos riesgos de manera efectiva?
Primero, fortalecer la institucionalidad pública. Sin embargo, lo más desafiante, pero también lo más relevante, es promover una cultura organizacional orientada a la conciencia del riesgo. Esto incluye incorporar procesos sistemáticos de evaluación y control interno en las instituciones públicas. Además, siguiendo la perspectiva moderna de la gestión de riesgos, es fundamental adoptar un enfoque multidisciplinario que combine análisis técnico, económico y social. En el ámbito local, resulta crucial capacitar y dotar a los gobiernos locales de los recursos y herramientas técnicas necesarios para abordar los riesgos específicos de sus territorios. Por último, se requiere avanzar hacia modelos de gobernanza colaborativa en los territorios, que faciliten la implementación de medidas preventivas y fomenten la inversión en infraestructura resiliente.
– En tu libro, planteas que la gestión integral del riesgo es una respuesta a los retos que enfrentan particularmente los municipios de nuestro país. ¿Podrías compartirnos cuál es la visión que sustenta esta afirmación y cómo se conecta con las necesidades locales?
La gestión integral del riesgo busca abordar la complejidad de los riesgos mediante un enfoque que integra dimensiones técnicas, económicas, sociales y organizacionales. Los municipios enfrentan desafíos específicos, como la desigualdad en la distribución de recursos, la dependencia del nivel central y la presión de atender a múltiples demandas ciudadanas, especialmente en contextos de emergencia. Este enfoque integral les permite optimizar la asignación de recursos, planificar de manera estratégica y coordinarse eficazmente con niveles superiores de gobierno a través de una perspectiva multinivel. De esta forma, se fortalece su capacidad tanto para prevenir como para responder a amenazas locales y globales.”
– Propones un Programa aplicado de Gestión del Riesgo Integral para municipios. ¿En qué se diferencia esta perspectiva con la gestión del riesgo clásica?
El Programa Aplicado de Gestión del Riesgo Integral se caracteriza por su enfoque interdisciplinario, que combina perspectivas técnicas, económicas, sociológicas y culturales. Este enfoque supera la visión exclusivamente técnica de la gestión clásica, así como el enfoque de silos o de estancos que separa el análisis de riesgos financieros, naturales o normativos, estableciendo una mirada comprensiva, asumiendo que los riesgos en las organizaciones son interdependientes y están interconectados. Además de centrarse en la mitigación de riesgos catastróficos o de alto impacto, este enfoque busca identificar oportunidades para mejorar la resiliencia y el desarrollo sostenible. Así, propone integrar la gestión del riesgo en los planes de desarrollo comunal, en lugar de tratarla como un elemento reactivo o aislado.
Incendios forestales
Chile enfrenta un desafío recurrente y significativo durante el verano: los incendios forestales. Cada año, el calor, los vientos y la vegetación seca crean un ambiente perfecto para que estos incendios se propaguen. El cambio climático ha empeorado las cosas, con más olas de calor y sequías prolongadas. Este fenómeno pone en riesgo a las comunidades generando impactos sociales, económicos y ambientales. Ante esta realidad, se plantea un ambicioso marco de acción para la gestión integral de riesgo.
– El terremoto fue un punto de inflexión al mostrar cómo una crisis puede transformarse en una oportunidad para mejorar la gestión del riesgo. En ese contexto, ¿cómo han influido los importantes incendios forestales de los últimos años en la evolución y el fortalecimiento de la gestión del riesgo público en el país?
Se observa mayor concientización pública y el desarrollo de campañas educativas para reducir riesgos asociados a prácticas humanas, que es la principal causa de estas catástrofes. Se requiere, sin embargo, aún mayores capacidades por parte de los gobiernos locales, permitiendo una respuesta más ágil y efectiva en colaboración con instituciones nacionales. Asimismo, se observa una creciente concientización pública, respaldada por campañas educativas destinadas a reducir los riesgos asociados a prácticas humanas, que siguen siendo la principal causa de estas catástrofes. No obstante, es fundamental seguir fortaleciendo las capacidades de los gobiernos locales para garantizar respuestas más ágiles y efectivas, en estrecha colaboración con las instituciones nacionales.
– En los últimos días, el debate público se ha centrado en las medidas preventivas necesarias frente a los incendios forestales. Desde tu perspectiva, ¿cuál es el rol específico que deben asumir los gobiernos locales en la prevención y gestión de este tipo de riesgos?
Los gobiernos locales tienen un rol crucial en la planificación territorial, aspecto fundamental en la prevención de emergencias y catástrofes socio naturales. Esto incluye la regulación del uso de suelo para evitar construcciones en zonas de alto riesgo, una tarea que sigue siendo deficitaria debido a la falta de actualización en muchos planes de ordenamiento territorial. Además, es esencial fortalecer los esfuerzos por involucrar a las comunidades, promoviendo prácticas seguras y sensibilizando sobre la prevención de incendios.
– ¿Cómo deberían actuar los gobiernos locales ante la contingencia?
Los municipios también tienen un papel operativo crucial en la coordinación de planes de contingencia, liderando la articulación con cuerpos de bomberos, ONGs y la sociedad civil. Su proximidad territorial les permite responder de manera más eficiente a las necesidades locales. Por otro lado, deben maximizar el uso de instrumentos de inversión pública, trabajando junto a los gobiernos regionales para desarrollar infraestructura básica. Esto incluye la construcción de cortafuegos, el acceso a fuentes de agua y la mejora de recursos logísticos, elementos esenciales para mitigar y combatir incendios de manera efectiva.