El salario mínimo, un componente fundamental del trabajo digno

julio 2023

Alza del salario mínimo para proteger a las familias, la paz social y las relaciones laborales

“Nuestro sueldo mínimo está por debajo del costo de la vida, incluso antes de las altas tasas de inflación de los últimos meses. Es lógico, por lo tanto, que el destino del incremento sea el consumo y no el ahorro, sobre todo si se tiene en consideración que los valores recientes de la canasta básica en enero de 2023 han colocado la línea de pobreza en los $219.9706 como valor por persona”, así lo explica la investigadora del Centro Interdisciplinar de Políticas Públicas (CiPP) de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), Ana María Fernández, en el  artículo “El salario mínimo, un componente fundamental del trabajo digno” publicado por la revista Observatorio Económico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de nuestra casa de estudios.

En la publicación la académica de la FEN afirma que el salario mínimo actual en Chile es tan bajo que determina que un hogar en que ambos progenitores reciben este sueldo estaría justo en el umbral de la pobreza, lo que se hace más preocupante en el caso de familias monoparentales, con los mismos dos hijos a cargo ya que se requeriría de $659.910, lo que coloca en especial vulnerabilidad a las mujeres jefas de hogar. “En una familia de cuatro integrantes, donde ambos progenitores trabajan, se requeriría que entre ambos los ingresos pudieran alcanzar los $879.880, sólo para poder subsistir. Si se tiene en consideración que el ingreso medio de la población ocupada fue en 2021 de $681.031 y que el 50% de las personas ocupadas recibieron ingresos menores o iguales a $457.690 (INE, 2022), muchas familias de nuestro país deben destinar la mayor parte de sus ingresos a satisfacer las necesidades básicas», destaca la experta en el texto.

La investigadora puntualiza que en Chile existe una cultura patriarcal donde las mujeres deben asumir labores de cuidado y complementar el ingreso de los hombres, a quienes se les asigna el rol de proveedor principal. “En este sentido, el aumento del salario mínimo, unido al anterior acuerdo que reduce y flexibiliza la jornada laboral, es una política apropiada tanto para proteger económicamente a las familias, como para favorecer una mayor participación laboral de las mujeres en nuestro mercado de trabajo”, plantea Ana María Fernández.

En la publicación la autora enfatiza que la literatura ha demostrado que los sueldos y en concreto la regulación del salario mínimo es un buen instrumento para garantizar una mejor redistribución de las riquezas, especialmente en sociedades donde esta distribución no logra realizarse a través de la intervención del Estado por su baja capacidad recaudatoria, agregando que en Chile más de la mitad de las y los trabajadores ocupados poseen baja calificación, pues sólo han llegado a alcanzar niveles de educación primaria y muy principalmente secundaria y es esta masa laboral la que recibe los sueldos más bajos.

La experta afirma que la subida del salario mínimo era una medida indispensable para lograr la paz social y fortalecer las relaciones laborales.”Pareciera que los actores sociales de nuestro sistema de relaciones laborales están demostrando su madurez y, a través del diálogo social, estarían apostando por reformas concretas que pretenden romper el círculo vicioso de un modelo de desarrollo excluyente”, declara Fernández.

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